Capitulo 34.- Sentimientos encontrados

--Siempre intenté proteger a John…, aun cuando no sufría ningún riesgo… al final lo que me aparto de el fue mi intento de mantenerlo a salvo—aclaró la morena de ojos claros mientras se limpiaba las lagrimas que caían por su rostro y siguió hablando—tu… aun parece que no entiendes, por lo que paso—

--entender?... John no entendió por que lo dejaste y ahora pretendes que yo entienda?... Eres una traidora, una maldita… como rayos—decía la oriental mientras la señalaba con un tono de rabia y furia en sus ojos—

--CALLA!—grito Annie mientras, Yoko se sorprendía, Annie tenia la cabeza abajo y estaba ya llorando—tu… como puedes decirme eso… no te haz dado cuenta… Paul y los demás se dieron cuenta fácilmente… yo… vine aquí solo por una cosa… o mejor dicho para… una cosa… poder estar alado de mi amado John—decía entre sollozos y lagrimas la chica—¿acaso puedes entender mi dolor?... no lo creo…esto no es sobre ti—

Salio de la habitación.

Se topo con John, mientras este fumaba un cigarrillo y con la guitarra en la mano sin querer la empujo, cosa que hizo que ella cayera sentada, noto sus lagrimas… en sus ojos que intentaba ocultar a su vista, es cierto usaba lentes pero no era tonto… la tomo de la barbilla cuando se agacho a mirarla y ella tomo su mano, quería quitarla de su rostro pero no podía, había algo que le impedía hacerlo. Se abalanzó a abrazarlo lo más fuerte que pudo, y el correspondió al abrazó, lo apretó contra su cuerpo y lloro aun más… se dejo caer en sus brazos en el momento que Yoko salía de la habitación.

En el corazón de Yoko no había más que amor hacia John y comenzaba a llenarse de odio hacia Annie, mientras que ahora en el corazón de John solamente se llenaba de confusión ante a manera de que actuaba Annie… “Ya no hay más amor John entiéndelo”… aquellas palabras de aquel recuerdo eran lastimosas como el mismo había pensado que serían. Estaba confundido pero quería asegurarse de algo.

Tomo su quijada tiernamente y se acercó, y sus labios se unieron en un beso…

Paul salía de la habitación para mirar esta escena, y pensar de que si Yoko lo sabía volvería a donde pertenece, pero aun no era el momento. Los ojos de Annie mostraron una confusión nunca antes vista.

.-.-.-.-.-.

Habían pasado unas horas y Annie estaba pensando en el escritorio de su oficina cuando entró Paul, ella miro por unos instantes y bajo la mirada, todo indicaba una sola cosa… no estaba arrepentida

--Vi que se besaron… pensé que ya no querías nada con John—dijo el bajista sentándose justo enfrente de la chica—

--Lo mismo pensé… una relación que muere no puede volver a florecer… pero… yo—dijo Annie abrazándose con lagrimas en los ojos—yo… no olvido a John… ese es mi problema—dijo la chica mirando a Paul

--Pero… John no es feliz, es decir míralo por ti misma…, John teme no estar contigo, tanto que te busco y nunca comprendió por que lo dejaste—aclaraba el bajista mientras miraba la ventana—

--Paul… gracias—dijo Annie—

La mirada de Paul decía que no entendía ni una sola palabra, ¿Por qué le decía gracias?, ¿Qué había echo el para que le diera las gracias?, simplemente el ver su sonrisa en el hermoso rostro de su amiga le hizo sonreir.

--Gracias por que?—pregunto Paul mirando la sonrisa de Annie, mientras tenia un lápiz en su mano con el cual jugaba—

--Por hacerme dar cuenta que aun amo a John… & de que no dejare que Yoko se lo quede—Dijo Annie entre lagrimas mirando el rostro de Paul que formaba una sonrisa.

.-.-.-.

Era el día siguiente.

Annie estaba llegando a los estudios como le era ya una costumbre, estaba haciendo lo normal en el trabajo, cuando llegó, Yoko con John, el cruce de las miradas dieron un choque y prosiguieron su camino.

--Para mi que en una de esas miradas asesinas, se matan estas dos—aclaró Ringo mientras tomaba café—

Annie en el paso que daba le tiro el café encima haciendo una reacción de el nunca antes vista, entre que se quemaba y que se molestaba daba la impresión que quería ir al baño, al ver esto George y Paul quedaron riéndose.

--Anniee!!—grito Richard mientras esta se escondía en su oficina—Niña malcriada, eres una mujer no una niñita… sal y da la cara Annie…hermanita—